Como exploramos en el primer artículo de esta serie, el éxito de las iniciativas de BRICS dependerá de su capacidad de superar una serie de desafíos internos y externos. La diversidad de las economías que componen el bloque BRICS, junto con la resistencia de los mercados a abandonar el dólar, son factores clave que determinarán la viabilidad de este nuevo orden financiero. 
Una de las principales críticas que BRICS plantea al sistema actual es la persistencia de ineficiencias en los pagos internacionales. A pesar de los avances tecnológicos, las transacciones siguen siendo lentas, costosas y complejas, y con mecanismos obsoletos como el uso de bancos corresponsales. En consecuencia, cuando una empresa en el “país A” busca realizar una transacción con una empresa en el “país B”, las instituciones bancarias de ambos países deben recurrir a un banco corresponsal ubicado en EE.UU, que, naturalmente, obtiene beneficios económicos como intermediario en el proceso.
Como la transacción “toca” el territorio estadounidense, entrega a EE.UU una herramienta excepcional de control sobre el comercio global, al obligar a las empresas y estados a aceptar sus leyes. Esto implica que numerosos terceros países se ven forzados a acatar las sanciones unilaterales impuestas por EE.UU., las cuales son consideradas instrumentos de coacción incompatibles con los principios establecidos en la Carta de las Naciones Unidas y las normas del derecho internacional. La influencia de EE.UU. también se extiende al ámbito de la red de pagos SWIFT. A pesar de estar basada en Bélgica, de no depender ni del dólar ni de infraestructura estadounidense, la plataforma se ve condicionada por la presión política y económica que Washington ejerce sobre sus decisiones operativas.
Monedas Digitales y Desdolarización
La propuesta de BRICS, frente a este escenario, es que los bancos centrales liquiden directamente los desequilibrios comerciales utilizando Monedas Digitales de Bancos Centrales* (CBDC) o tokens respaldados por activos, lo que eliminaría la necesidad de intermediarios y de la red SWIFT.
Una parte importante del debate dentro de BRICS es el proyecto a mediano o largo plazo de crear una divisa compartida, pero por el momento el foco es fortalecer el uso de monedas nacionales para el comercio y la inversión. Los cinco países miembros tienen estructuras económicas, políticas e intereses estratégicos diversos, por lo cual BRICS deberá demostrar la seguridad y estabilidad de sus sistemas a los inversores globales para que abandonen el dólar en favor de una nueva alternativa.
Una posibilidad que plantea el reporte de BRICS es el uso de los Derechos Especiales de Giro** (DEG). Aunque el modelo actual favorece a occidente, BRICS han discutido la idea de usar los DEG como base para las transacciones internacionales. Si se reforma, los DEG podrían convertirse en una “moneda de reserva mundial”, ofrecer una solución a los desequilibrios globales y reducir el predominio del dólar.
El impacto económico de los planes de BRICS podría ser profundo, especialmente para el Sur-Global. Uno de los beneficios inmediatos sería la disminución de costos de transacción y riesgos de tipo de cambio. Los países dentro del bloque podrían operar en sus monedas locales, evitando la volatilidad del dólar. Por ejemplo, China ya ha reducido su dependencia, con más de la mitad de sus movimientos transfronterizos realizados en renminbi desde 2023. De manera similar, el intercambio entre Rusia y China, y entre Rusia e India, se ha desdolarizado. 
Actualmente, muchos mercados emergentes invierten en bonos del Tesoro*** de EE.UU., y subvencionan los déficits estadounidenses mientras extraen capital de sus propias economías. Un sistema multimoneda favorecería la asignación de recursos a activos locales e infraestructura, promoviendo el crecimiento económico en los países en desarrollo. BRICS podría ofrecer instrumentos financieros en divisas locales, creando un entorno de inversión más estable. 
Las propuestas de BRICS coinciden con los intereses de otras regiones, como África y el Sudeste Asiático, que también buscan desdolarizar sus economías. Iniciativas como el Sistema Panafricano de Pagos (PAPSS) y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) están probando monedas regionales para el comercio, lo que refuerza la tendencia hacia la diversificación. A medida que más entidades adopten estas alternativas, la demanda global de dólares podría disminuir, lo que reduciría la influencia económica y política de EE.UU.BRICS ya tiene avances. Su Nuevo Banco de Desarrollo (NDB), ya está en funcionamiento y busca minimizar la subordinación al dólar y aumentar los préstamos en monedas nacionales. Además, BRICS están reformando el Acuerdo de Reserva Contingente**** (CRA), que actualmente depende de la divisa estadounidense.
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Conceptos Esenciales
*Monedas Digitales de Bancos Centrales (CBDC): Son emitidas por los bancos centrales desde 2020 como una versión digital del dinero tradicional. Permiten pagos rápidos y seguros, sin intermediarios, y modernizan el sistema financiero. A diferencia de las criptomonedas, están respaldadas por el Estado. Más información aquí.
**Derechos Especiales de Giro (DEG): Creados en 1969 por el FMI, con su valor ligado al oro y como respaldo extra al dólar. Hoy, su cálculo se basa en el conjunto del dólar, euro, renminbi chino, yen japonés y libra esterlina. Si una cae o sube, las otras compensan; así, el DEG se mantiene más estable. Los países los usan para fortalecer sus reservas. Más información aquí.
***Bonos del Tesoro de EE.UU.: Deuda respaldada por la capacidad del Estado de recaudar impuestos, es decir, por su “Tesoro”. Funcionan como un préstamo a inversores a cambio de intereses fijos. Han sido clave para financiar el déficit de EE.UU. Aunque antes se consideraban muy seguros, hoy la alta deuda pública cuestiona esa estabilidad. Más información aquí.

****Acuerdo de Reserva Contingente (CRA): Creado en 2014 por los BRICS como fondo de emergencia. Da liquidez a sus miembros en crisis de pagos. Es un respaldo rápido, distinto al FMI, aunque parte de su uso aún depende de acuerdos con el Fondo. Permite a los países enfrentar crisis sin atarse a las reglas del sistema financiero tradicional. Más información aquí.
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